"Yo afán no tengo", Camilo Cifuentes, el misterioso joven que compra todo a vendedores ambulante en Manizales

Para Camilo, lo más importante no es la fama, sino el impacto de sus acciones: "Los protagonistas son las personas. No quiero lucirme ni que me conozcan; el anonimato es libertad".

"Yo afán no tengo", Camilo Cifuentes, el misterioso joven que compra todo a vendedores ambulante en Manizales

En las calles de Manizales, donde el bullicio del día a día se mezcla con los sabores del rebusque, un joven de voz pausada y mirada solidaria se ha convertido en un enigma que conmueve a cientos. Se hace llamar Camilo Cifuentes en redes, pero su nombre real es Juan Camilo Jurado Cifuentes, un estudiante de Mecánica Industrial del Sena, de tan solo 28 años.

Desde hace tres años, este manizaleño recorre la ciudad con un propósito tan simple como poderoso: ayudar sin esperar nada a cambio. Lo hace en silencio, sin estridencias, sin cámaras profesionales ni luces.

Con su icónica frase “yo afán no tengo”, se acerca a vendedores ambulantes, a pequeños emprendedores de arepas, empanadas, dulces y frutas, y les compra absolutamente todo lo que tengan para el día.No se queda ahí. En ocasiones, les entrega electrodomésticos, les paga cuentas atrasadas o simplemente les regala una sonrisa que vale más que el dinero.

@camilocifuentes96 Repartiendo arepitas con pollo y empanadas en la calle #parati #foryou #videoviral ♬ sonido original - Camilo Cifuentes

Lo más curioso de todo: lo que compra, lo reparte entre personas necesitadas que encuentra en su camino.¿De dónde saca el dinero? Nadie lo sabe. No es millonario ni figura pública, y esa es precisamente la esencia de su mensaje: no se necesita tener mucho para dar.

Su anonimato ha sido su mayor fortaleza. Mientras muchos buscan fama, él elige el bajo perfil, convirtiéndose en un símbolo de generosidad auténtica.

Camilo Cifuentes es una prueba viviente de que la empatía no necesita escenario, solo voluntad. Un héroe sin capa, pero con voz serena y corazón gigante, que nos recuerda que siempre hay tiempo para ayudar… porque “afán no tiene”.