Concejo de Popayán aplaza vigencias futuras: ausencias, rifirrafes y un llamado a la responsabilidad

Solo dos concejales asistieron a la comisión que debía estudiar las vigencias futuras. Mientras el reloj de la ley de garantías avanza, Popayán enfrenta el riesgo de parálisis administrativa.

Concejo de Popayán aplaza vigencias futuras: ausencias, rifirrafes y un llamado a la responsabilidad
Concejo de Popayán debate aplazamiento de vigencias futuras 2026

La Comisión Segunda del Concejo de Popayán no pudo sesionar el día de ayer 14 de octubre por falta de quórum. Solo los concejales Marco Aurelio Gaviria Martínez y Daniel Leonardo Muñoz García hicieron presencia, mientras que Lucio Armando Jurado Ahumada, John James Ortiz Martínez y Rosa Agustina Sinisterra Landazury se ausentaron. El aplazamiento del debate sobre las vigencias futuras 2026, vitales para el funcionamiento de programas como el PAE, encendió las alarmas en plena cuenta regresiva hacia la ley de garantías.

El debate que no fue

La sesión, que debía avanzar en la discusión de las vigencias futuras, se frustró al no contar con los tres miembros mínimos requeridos para deliberar. El ponente y el presidente de la comisión dejaron constancia de la situación y solicitaron que se informara oficialmente a la plenaria.

Durante la plenaria de hoy, algunos concejales justificaron el aplazamiento señalando que los secretarios de la administración, siendo los principales interesados, no se presentaron. Sin embargo, el concejal Julián Ausecha fue enfático al recordar que, aun con la presencia de los funcionarios, sin al menos tres de los cinco concejales que integran la comisión no hay quórum y, por tanto, no puede adelantarse el debate.

En medio de la incertidumbre, se registraron fuertes diferencias de criterio sobre la interpretación de las actas y la responsabilidad de garantizar la asistencia. Algunos concejales advirtieron que las ausencias estratégicas solo perjudican a la ciudad y dan una mala señal de cara a la opinión pública.

El rifirrafe entre Guevara y Sinisterra

Durante la plenaria, el concejal Diego Armando Guevara (Todos Somos Colombia) y la concejal Rosa Agustina Sinisterra Landazury (Partido de la U) protagonizaron un rifirrafe que reflejó la tensión política que atraviesa la corporación.

Guevara cuestionó la falta de compromiso en la asistencia a las comisiones, mientras que Sinisterra respondió asegurando que se deben respetar los tiempos, las agendas y los procedimientos internos. El cruce de palabras evidenció la división entre los sectores del Concejo y la dificultad de lograr consensos básicos para avanzar en temas cruciales.

Ley de garantías: el tiempo corre

Con la ley de garantías a la vuelta de la esquina, los concejales más experimentados advirtieron que cada día perdido reduce la capacidad de gestión administrativa del municipio. Si las vigencias futuras no se aprueban a tiempo, el PAE y otros programas sociales podrían comenzar 2026 sin los recursos ni los contratos necesarios.

Ausecha y Trujillo: voces de sensatez

Desde nuestra perspectiva editorial, las posturas más sensatas y relevantes fueron las del concejal Julián Ausecha (Cambio Radical) y la del presidente del Concejo, Alex Trujillo (Partido Liberal). Ambos coincidieron en que los intereses personales deben quedar por fuera del recinto, y que el deber institucional está por encima de cualquier cálculo político.

Ausecha advirtió que Popayán no puede ser rehén de las divisiones internas, y Trujillo, con tono sereno pero firme, recordó que el papel del Concejo es garantizar gobernabilidad, no obstaculizarla.

Sin lugar a dudas, lo ocurrido en el Concejo de Popayán no es un simple episodio de descoordinación, sino un síntoma de la crisis política local. La ciudad no puede seguir atrapada entre la ineficiencia administrativa y el ego político.

Es cierto que la ejecución presupuestal deficiente de varias secretarías no es responsabilidad directa del Concejo; esa carga recae sobre cada secretario y, en última instancia, sobre el alcalde Juan Carlos Muñoz Bravo, como jefe de la administración municipal. Pero el Legislativo también tiene deberes claros: asistir, debatir y decidir.

La ciudadanía no espera alineamientos ciegos, sino resultados concretos. Si el Concejo sigue actuando bajo lógicas de grupo y no de ciudad, el costo será la pérdida de confianza en las instituciones.

Popayán necesita funcionarios que ejecuten y concejales que asuman su rol con presencia, independencia y sentido de pertenencia. Porque al final, cuando las rencillas personales prevalecen sobre el bien común, la única perdedora es la ciudad.

El llamado, entonces, no es solo a sesionar, sino a reflexionar. Las vigencias futuras son el reflejo de un modelo de planificación y no una concesión política. Si Popayán quiere salir del letargo administrativo, cada actor institucional debe hacer lo que le corresponde: el alcalde, ejecutar con eficacia; los secretarios, mostrar resultados; y los concejales, cumplir con su deber de representación.

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Comparte esta nota y exige responsabilidad institucional. Popayán merece un Concejo que piense en la ciudad, no en la división.