Entre la Improvisación y la Rectificación: La Avenida de los Próceres y el Legado para Popayán
En el escenario de la gestión pública de Popayán, la Avenida de los Próceres se erige como un símbolo crudo de lo que sucede cuando la improvisación choca con la necesidad de rectificar.

Lo que debería haber sido una obra emblemática para aliviar el tráfico y modernizar la ciudad se convirtió, bajo la alcaldía de Juan Carlos López Castrillón, en un ejemplo de desorden administrativo. Hoy, el actual alcalde, Juan Carlos Muñoz Bravo, junto al gerente del Acueducto y Alcantarillado, John Diego Parra Tobar, ha asumido la tarea de enderezar un proyecto que nació torcido. Con una inversión superior a los 3.300 millones de pesos, las obras de acueducto y alcantarillado iniciadas en esta vía no son solo un avance técnico; son una respuesta contundente a un pasado de negligencia y un paso hacia el desarrollo que los payaneses merecen.

La administración de López Castrillón dejó tras de sí un rastro de decisiones improvisadas que atrasaron la Avenida de los Próceres desde su concepción. Sin licencia ambiental un requisito elemental para cualquier obra de envergadura el proyecto avanzó a ciegas, tropezando con la Corporación Regional del Cauca (CRC) y generando retrasos que aún resuenan. La adquisición de predios, otro pilar esencial, quedó incompleta, con un 28% pendiente que paralizó el progreso. Este caos no fue un accidente; fue el resultado de una gestión que prefirió la prisa a la planificación, dejando a Popayán con una promesa incumplida y a los ciudadanos con más dudas que certezas. ¿Cómo se permitió que una obra tan vital se iniciara sin los permisos básicos? La respuesta señala una falla sistémica que ningún discurso puede ocultar.
La llegada de Juan Carlos Muñoz Bravo a la alcaldía de Popayán marcó un punto de inflexión, aunque siempre hay margen para hacerlo mejor, especialmente en la ejecución de las diferentes Secretarias que hacen parte de su equipo de gobierno.
Con un enfoque firme en la legalidad y la transparencia, su administración logró desatar los nudos que heredó de gestiones anteriores. 'Este es el inicio real de la Avenida de los Próceres', afirmó el alcalde, y sus palabras no son una exageración. La obtención de la licencia ambiental, conseguida tras arduas negociaciones con la Corporación Regional del Cauca (CRC), y la revisión de precios supervisada por la Contraloría reflejan un principio claro: la transparencia no es un lujo, sino un imperativo. La inversión de 3.300 millones de pesos en 1.500 metros lineales de redes de acueducto y 800 metros de alcantarillado sanitario ejecutada directamente por el Acueducto de Popayán trasciende las cifras: es un compromiso concreto con el bienestar de la ciudad. Estas obras, que abarcan las Zonas 1 y 2 del proyecto y anticipan la intervención de las zonas restantes, no solo aseguran agua potable para amplios sectores, sino que también allanan el camino para la construcción de la vía y generan empleo en un momento crítico.
La Avenida de los Próceres es un espejo de dos realidades. Por un lado, la improvisación de López Castrillón, que dejó un proyecto a la deriva; por otro, la determinación de Muñoz Bravo para rescatarlo. Pero esta historia no terminara con el corte de una cinta. Exige que la comunidad y las autoridades permanezcan vigilantes, asegurando que los plazos se cumplan y que la calidad no se comprometa. La gestión pública no es un juego de azar; es un contrato con los ciudadanos que demanda visión, responsabilidad y rendición de cuentas.