Néstor Lorenzo se nubló en derrota de Colombia en Brasil: le achacan tres errores

No está funcionando ni la selección Colombia, muestra de que debe existir un cambio.

Néstor Lorenzo se nubló en derrota de Colombia en Brasil: le achacan tres errores

Mucho se alabó el conocimiento de su plantilla, el manejo del caso James Rodríguez y su recuperación en favor del equipo nacional, incluso su intervención al inicio de la temporada para corregir partidos que parecían enredados. Pero hoy es el día de la crítica mortal contra la escuadra nacional.

No podría ser de otra manera cuando la Selección Colombia tuvo todo para superar a Brasil, o al menos salvar, un punto, y otra vez se quedó con las manos vacías al sufrir un golazo de Vinicius Jr sobre el final del compromiso por la fecha 13 de las Eliminatorias al Mundial 2026 y ser derrotado por 2-1 en Brasilia.

​El apuntado se llama Néstor Lorenzo y eso hay que decirlo con todas las letras: sus erráticas decisiones contribuyeron decididamente a sumar una derrota más, la tercera en línea, en el campeonato continental e influyeron de manera directa en el sexto lugar que hoy ocupa la tricolor en la tabla de posiciones general.  

​El director técnico argentino ha venido cometiendo errores que se están pagando con puntos y eso, cuando se pasa de marchar invicto a acumular cuatro derrotas contra rivales directos y apenas un triunfo contra Chile, al que le han ganado todos en las Eliminatorias, hay que reconocerlo. Estos son sus tres gruesas fallas en la caída en Brasilia. 
 
Para el DT será un gran mérito que la gente recite la titular de Colombia sin fallar, con Vargas; Muñoz, Dávinson, Lucumí, Mojica; Lerma, Ríos; James Arias, Díaz y Córdoba. Pero resulta que cuando son esos los mismos protagonistas de las últimas tres derrotas en Eliminatorias, esa lectura, lejos de ser un acto de confianza, no es otra cosa que un aviso muy telegrafiado a sus oponentes de lo qué hará...  y nada más destinado al fracaso que un equipo predecible. 

Desde tiempo atrá todos saben que Muñoz es fórmula ofensiva casi antes que defensiva, que Lerma recupera y distribuye a Arias y James, que a Díaz hay que pasársela con ventaja al espacio para que haga diferencia en velocidad, que James resuelve en un chispazo, que el 9, sea Córdoba o Durán, gana por potencia en el área rival, pero hay que trasladarles mucho la pelota.

Lorenzo parece tan enamorado del once finalista de la Copa América que no se anima a tocar a algunos que han bajado su ritmo en Selección, por más que en sus clubes 'la rompen'. Para la muestra, el botón de Richard Ríos: desde la Copa América es como si se creyera la historia del invencible y no pega una vestido de amarillo. Y no corrige porque el DT le ha garantizado un camino sin retaliaciones. Y así con varios. Ya que se saben intocables, no necesitan sacrificarse de más para seguir firmes en el once ideal del líder de la tricolor.  


El partido en Brasilia fue un retroceder a la final de la Copa América contra Argentina, cuando quedó claro que el esfuerzo de seis partidos pasó factura a figuras y acabaron reventados Lerma, James, Díaz y compañía mientras su DT aguantaba los cambios hasta el tiempo extra.

Contra Brasil, el primer cambio fue obligado sobre los 75 minutos por la conmoción cerebral del aguerrido Dávinson. La mano de Lorenzo realmente se vio a los 87 minutos: Carrascal por Arias y Borré por Córdoba. Todo el Mané Garricnha vio a Ríos y Lerma superados por físico cansancio, a Muñoz fusilado en el regreso (Vinicius le ganó dos veces y provocó dos goles), a James incapaz de un pique más. A Mojica apurando la máquina en el cierre. Solo el DT no lo vio... o no quiso responder a la realidad de su equipo, lo que sería aún peor. Ni aunque Carrascal fuera solución para algo en los últimos cuatro o cinco partidos de Eliminatorias (que no lo es) hubiera podido cambiar el desenlace. Tres palabras: ¡Ya pa Qué!

Y esa lentitud puede tener un fondo que pasa inadvertido para muchos: ¿hay exceso de lealtad del DT a esos escuderos que en el inicio de su era le dieron tantos y tan meritorios resultados? Lo deseable es que no, pero cuando ante sus ojos un campeón de Sudamericana como Quintero no puede reemplazar a James, un Portilla no es opción por Lerma o Ríos cuando ya antes ha sabido cumplir en alto nivel o ninguno de los tres jóvenes merece un solo minuto (Campuzano, Carbonero, Hinestroza), algo hay que cuestionarse. 

Atrás quedó el DT atrevido, que apostaba por un jugador del Bogotá FC (Puerta) o de Águilas Rionegro (Castaño en sus inicios) porque ahora tercamente se empeña en los que hacen parte de 'la familia', desconociendo, como en el caso de Andrés Román y otros más, el mejor momento deportivo. Tres partidos perdidos tienen que ser una señal de alerta, aunque no lo reconozca en público. Recordar esos días de desapego pueden ser un primer paso hacia las soluciones.