Nombramiento de Armando Benedetti como Ministro del Interior: Una bofetada a la esperanza de Colombia
Hoy, el presidente Gustavo Petro ha tomado una decisión que resuena como un trueno en el corazón de millones de colombianos que depositaron su fe en él como el abanderado del cambio y la lucha contra la corrupción:

Nombrar a Armando Benedetti como Ministro del Interior. Este acto no solo es un golpe directo a las promesas de transparencia y renovación política, sino una afrenta descarada a la ciudadanía que soñó con un gobierno distinto. Benedetti, un hombre cuya trayectoria política está marcada por escándalos de corrupción, violencia y cuestionamientos éticos, se erige ahora como una de las figuras más poderosas del Ejecutivo. ¿Qué mensaje envía esto a Colombia? Que los mismos con las mismas seguirán reinando, mientras la esperanza se desvanece en el pantano de la vieja política.Una historia de escándalos que avergüenza Armando Benedetti no es un desconocido en el lodazal de la controversia. Su carrera está salpicada de episodios que lo pintan como el epítome del político tradicional que Petro prometió desterrar:
- Enriquecimiento ilícito y la mansión de los 3.600 millones: En 2020, Benedetti adquirió una ostentosa propiedad en Bogotá por 3.600 millones de pesos, una suma que levantó sospechas inmediatas. La Corte Suprema de Justicia inició una investigación por enriquecimiento ilícito, cuestionando cómo un exsenador podía justificar semejante fortuna. Este caso, aún sin resolución definitiva, es solo la punta del iceberg.
- El escándalo de Fonade y los cupos indicativos: El 6 de febrero de 2025, la Corte Suprema lo llamó a juicio por presunto tráfico de influencias relacionado con el manejo irregular del extinto Fonade. Se le acusa de manipular recursos públicos mientras era senador, un delito que lo persigue como una sombra imborrable.
- Financiación dudosa de la campaña de Petro: En 2023, audios filtrados revelaron a un Benedetti furioso amenazando con destapar secretos oscuros sobre la financiación de la campaña presidencial de Petro en 2022. Habló de “15.000 millones” de origen cuestionable, presuntamente gestionados por él, y advirtió que todos “se hundirían” si hablaba. Aunque nunca se probaron judicialmente estas acusaciones, el daño a la credibilidad del gobierno fue devastador.
- Violencia de género: En 2023, su esposa lo denunció por malos tratos tras un incidente en Madrid, sumando una mancha de violencia intrafamiliar a su historial. Este hecho, junto a señalamientos de la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, y la vicepresidenta Francia Márquez, quienes cuestionaron compartir mesa con él por principios feministas, lo convierten en una figura incompatible con los valores progresistas que Petro dice defender.
- Corrupción en Córdoba: Testimonios vinculan a Benedetti con el desfalco de 35.000 millones de pesos en pensiones de profesores en Córdoba. Aunque la investigación se tambaleó tras la muerte de un testigo y el retracto de otro, las sospechas persisten como un eco de impunidad.
- Gastos exorbitantes como embajador: Durante su paso por la embajada ante la FAO en Roma, se denunciaron gastos excesivos, como 143 millones de pesos en cinco meses y un costo anual de 1.597 millones en lujos, incluido un Mercedes Benz. Un despilfarro que contrasta con el discurso de austeridad del gobierno.
Estos episodios, junto a otras siete investigaciones abiertas en la Corte Suprema por delitos como cohecho y financiación ilícita de campañas, dibujan a un hombre cuya hoja de vida es un catálogo de vergüenzas. Sin embargo, Petro lo premia con el Ministerio del Interior, una cartera clave para la seguridad, el orden público y las relaciones con el Congreso.Análisis: Un nombramiento inoportuno y revelador. La designación de Benedetti llega en un momento crítico para el gobierno de Petro, que enfrenta una crisis de credibilidad tras dos años y medio de promesas incumplidas. El Consejo de Ministros del 4 de febrero de 2025, transmitido en vivo, expuso las fracturas internas: ministros y aliados históricos como Gustavo Bolívar y Augusto Rodríguez rechazaron abiertamente su presencia. La renuncia de figuras como Jorge Rojas y Juan David Correa, sumada a la crítica pública de Francia Márquez, evidenció que este nombramiento no solo es impopular, sino que amenaza con desmoronar la coalición progresista. Nombrarlo Ministro del Interior, un cargo que exige pulcritud y autoridad moral, es un error estratégico y ético. Petro, quien llegó al poder con la bandera de erradicar la corrupción y romper con las élites tradicionales, parece ceder ante las presiones de un viejo aliado cuya influencia podría estar sustentada en secretos comprometedores. ¿Es Benedetti un chantajista que sostiene a Petro en jaque, como sugieren algunos analistas? ¿O es simplemente la terquedad del presidente, como señaló el politólogo Yann Basset? Sea cual sea la verdad, el resultado es el mismo: un gobierno que pierde legitimidad a pasos agigantados.
La traición a la esperanza para los colombianos que votamos por Petro en 2022, este nombramiento es una puñalada al corazón de nuestras ilusiones. Creímos en un líder que prometía desmantelar el clientelismo, castigar a los corruptos y darle voz a los marginados. En cambio, vemos cómo un personaje como Benedetti, símbolo de todo lo que quisimos dejar atrás, asciende al poder sin rendir cuentas por su pasado. El mensaje es claro y devastador: la lucha contra la corrupción fue una quimera, y el cambio, una mentira bien vendida. Este 22 de febrero de 2025, Colombia no solo pierde una oportunidad de redención política, sino que recibe una lección amarga: los ideales se doblegan ante los pactos oscuros, y la renovación se ahoga en las aguas turbias de la impunidad.
Petro, con esta decisión, no solo traiciona su propio discurso, sino a un pueblo que aún espera, contra todo pronóstico, que la justicia y la decencia prevalezcan. Hoy, la esperanza huele a traición, y el futuro, a decepción.